A romper las ataduras que no permiten la libertad del espíritu

La gente tiene que saber que el planeta tierra es un ser vivo y se regula a sí mismo en su condición energética, nosotros fuimos implantados acá por otras entidades y estamos atrapados aquí. De lo anterior, la venida de Jesús se asocia a su mensaje de romper las ataduras, de la fuerza interior de la convicción del bien de luchar contra el propio egoísmo, la ambición, el poder, de someter a otros y creernos dioses. En términos de la porción del espíritu infinito, todos somos almas que comparten la misma energía base, que provenimos del mismo origen y eso nos hace hermanos, teniendo una pila eterna de luz. 

De ahí que la fuerza interna del ser humano es mucho más poderosa que cualquier trampa impuesta por seres materiales y espirituales oscuros que solo pretenden vivir de nuestra carne y nuestra energía espiritual. La colectividad de almas o espíritus tiene el potencial de cambiar el estado de cosas con solo proponérselo, para esto es importante sacarse la mochila de la ambición y el egoísmo del camino de la vida porque esta es muy corta y el ser humano no tiene tiempo para perderla en estupideces. Mientras el ser humano no despierte realmente de la matriz de la mentira, el consumo y endeudamiento los administradores siniestros del planeta nos mantendrán así eternamente.

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